Por Mariana Córdova
El arte nos da la posibilidad de poner el mundo interno y expresarlo. Digamos que no se trata de “pintar bien”, o “hacerlo lindo”, sino de improvisar. Es conectar con la capacidad de jugar y experimentar. Cuando le damos espacio a la improvisación, cómo el niñe al juego, nos abrimos a la posibilidad de enfrentar un mundo en constante cambio.
Desde el 18 de Octubre de 2019 hasta estos días, las emociones más intensas se han hecho presente en nosotres. Nuestro cotidiano cambió abruptamente, y distintos aspectos jugamos con la muerte.
Sabemos por el psicoanálisis que la angustia de muerte es, en parte, un propulsor de la libido -por ella sabemos del placer de vivir-. La angustia, diremos, es un grito de la vida: nos recuerda que existe porque, ante todo, deseamos vivir.
¿Cómo me invento la vida?, o ¿cómo sostener la vida para que valga la pena vivir?
Sabemos que la depresión ha estado muy presente. Hemos vivido diversas pérdidas y aún estamos transitando sus duelos, pero, a su vez, de manera insospechada observamos que la creatividad ha inundado lo cotidiano: deseamos y pensamos nuevas formas de representarnos la vida, en sus múltiples aspectos.
Pintar los muros, intervenir las calles, transformar las esculturas de la ciudad, cambiar sus colores y/o hacer un collage, nos recuerda la capacidad que tiene el arte como refugio psíquico y como medio para denunciar lo sucedido, manifestar lo vivido y posibilitar lo nuevo.
Tal como lo señala Daniel Malpartida (artista y psicoanalista), se juega la representación de lo inédito sin palabras, pero susceptible de experimentarse, sentirse, vivirse en el cuerpo. La obra se ofrece como una matriz de representaciones. Así lo aún “sin forma”, lo que busca sentido, es de una profundidad absoluta.
Sabemos que habitar el mundo no va a ser como era antes. Y que las preguntas de unos no tendrán las mismas respuestas para otros.
Me gusta pensar que hoy lo nuevo e inédito está abriéndose lugar, para hacer de esta gran obra una construcción colectiva donde tanto los contrastes como los matices se encuentren para poner en movimiento una nueva realidad.