La terapia con adultos considera los éxitos y fracasos alcanzados durante la adolescencia, así como las problemáticas particulares asociadas a dicha etapa, que no corresponden ya a un desarrollo o transición como en las etapas precedentes, sino a una culminación de determinadas fortalezas y dificultades.
Durante esta etapa se suelen consolidar relaciones de pareja, laborales o de otra índole, la personalidad ya ha alcanzado su forma más definitiva, y se presentan inquietudes relativas a la generación, a la conservación y al cuidado ya sea relativa a la tenencia de hijos, a la formación de proyectos o a la preocupación en torno a sí mismo.
Otra arista que considera esta etapa es el paso del tiempo y los cambios sucesivos. Esto puede vivenciarse bien de manera tranquila y centrada en las bondades de cada etapa o bien de manera desesperanzada, conllevando crisis vitales y desequilibrios emocionales ya sea a nivel de la imagen corporal, de la relación con los demás o en el ámbito laboral.
La adultez en general es una etapa de numerosos eventos, pérdidas y cambios, por lo tanto los recursos personales para enfrentarlos jugarán un papel esencial del sujeto.
